Por Flavia Schipper
En la Asunción del Paraguay de fines del siglo XVIII vive Don Diego de Zama (Daniel Gimenez Cacho), un funcionario de la corona española que espera hace años una carta de traslado para reunirse en otra ciudad con su mujer y sus hijos. La época no es la mejor; España ya no es una potencia y los colonos no tienen tanto poder para dominar a los nativos.
Zama vive el tedio de la soledad, pero a la vez aprende a convivir en ese territorio miserable y sórdido. En ese entorno parecen tomar protagonismo las actitudes esquivas de diferentes gobernadores, que no titubean a la hora de darle órdenes pero se excusan en que no tienen el suficiente poder para trasladarlo.
Dos mundos a su vez parecen diferenciarse y unirse de manera instintiva, el de los dominadores –y sus esclavos- y el de los oprimidos. La riqueza del relato estriba en la figura de Zama, un hombre que se debate entre estos dos lugares y mientras decide qué hacer, redefine sus valores, su visión, su sentido de pertenencia. Su posición no llega a la servidumbre pero mientras se encuentra a disposición de la corona, su actitud es servil, sumisa y agobiante, y por momentos, menos cómoda que la de los esclavos. En esta historia hay un protagonista que centraliza la historia, pero que interactúa con los demás habitantes del lugar, igual de encerrados y a la pesca de pequeños momentos de libertad.

Después de nueve años en silencio, Lucrecia Martel (La mujer sin cabeza, 2008) vuelve con una transposición de la obra del mendocino Antonio Di Benedetto, una historia intensa donde la psicología de los personajes es lo que motoriza la historia. Una vez más la directora se mantiene fiel a su impronta, mostrándonos que la belleza de su cine radica en la potencialidad expresiva de las imágenes y los detalles, igual de relevantes que los diálogos para darle sentido a la historia.
Zama se le presenta al espectador como un desafío por la cadencia de los hechos – lenta y por momentos exasperante-, y a la vez le brinda el placer de ponerse en los zapatos del protagonista, de vivir la violencia interna con la que afronta los acontecimientos, mientras todo parece estar en silencio.
Argentina, 2017 Dirección: Lucrecia Martel Guión: Lucrecia Martel (sobre la novela homónima de Antonio Di Benedetto) Fotografía: Rui Poças Sonido: Guido Beremblun, Emannuel Croset Director de arte: Renata Pinheiro Diseño de vestuario: Julio Suarez Peinados: Alberto Moccia |
Maquillaje: Marisa Amenta Montaje: Miguel Schverdfinger, Karen Harley Elenco: Daniel Gimenez Cacho, Lola Dueñas, Juan Minujín, Matheus Nachtergaele, Rafael Spregelburd, Mariana Nunes, Daniel Veronese, Vando Villamil, Paula Grinszpan Duración: 114 min. |